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En algunas celebraciones celtas los aldeanos ya se disfrazaban con trajes hechos de pieles de animales para ahuyentar a los fantasmas; luego preparaban banquetes y se dejaba la comida fuera para aplacar a los espíritus no deseados. Estas fiestas de Halloween hay que adornar la casa de arriba abajo. Hay que adornar las puertas, las ventanas, los balcones, las terrazas, patios y jardines. Hay que invitar a los vecinos al «Truco o trato», y luego disfrazarse y salir a la calle, con galletas y golosinas, a pasar una noche de diversión única. Esta espectacular guirnalda de luces fantasmagóricas, con preciosos adornos colgantes de calabazas, fantasmas y calaveras te va a ayudar muchísimo, a conseguir ese efecto visual tan llamativo que andas buscando. Sigue con la tradición.